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Uso inadecuado de antibióticos y resistencias bacterianas

A pesar de toda la información disponible, los consejos y las campañas informativas, el uso incorrecto de los antibióticos sigue siendo un problema y puede llegar a ser más grabe de lo que pensamos.

 

Básicamente son dos los malos usos que hacemos de los antibióticos:

Nos lo tomamos por lo que nosotros pensamos que es una infección. Es decir, una simple gripe, catarro, dolor de garganta. ¿Por qué hacemos esto? Pues por que se tiene la creencia de que el antibiótico trata cualquier infección y no es así, únicamente trata infecciones bacterianas, nunca vírica. Puede que los síntomas que sufras sean los mismos para los que una vez te recetaron un antibiótico pero no lo sabes. Solo el médico podrá determinar si los síntomas están causados por una infección bacteriana o vírica.

No completamos el tratamiento con antibiótico. Esto puede hacer que las bacterias a las que el antibiótico se ha estado enfrentando aprendan y se hagan más resistentes al mismo. Cuando esto ocurre, es posible que cuando lo vuelvas a necesitar, el antibiótico que tomaste, haga menos efecto ya que se ha desarrollado una resistencia.

 

La resistencia bacteriana

Las bacterias, al igual que nosotros desarrollamos resistencia a una enfermedad vacunándonos contra ella, también pueden desarrollar resistencia contra lo que les ataca, los antibióticos.

La resistencia bacteriana se produce cuando la bacteria es capaz de sobrevivir e incluso de proliferar cuando se la trata con un antibiótico. Podemos considerar entonces que es resistente a ese tipo de antibiótico, por lo que será inútil que el paciente se trate con el mismo.

En la actualidad, los tratamientos que antes funcionan con tras enfermedades como la neumonía, tuberculosis, gonorrea o salmonelosis entre otras están teniendo que ser modificados y potenciados ya que los antibióticos que se venían usando están dejando de ser eficaces. Las bacterias que producen estas enfermedades han desarrollado inmunidad.

 

 

Uso correcto de los antibióticos:

  • Tomarlos únicamente cuando sea imprescindible. Esto no quiere decir que los tomes cuando te encuentres muy mal si no que debe ser el médico el que determine si son necesarios.
  • Nunca, nunca, auto medicarse. La automedicación es lo que ha llevado a la resistencia bacteriana de enfermedades como la neumonía. Para que estas resistencias no proliferen y los tratamientos sigan siendo efectivos es fundamental que no tomemos por nuestra cuenta la decisión de tomar antibióticos.
  • Seguir el tratamiento completo. Da igual que te sientas mejor y falten 2 días para el plazo que indicó el médico. Que estés mejor significa que la infección está remitiendo y el tratamiento esté haciendo efecto, que ya es suficientemente pequeña como para que no te produzca malestar, pero no significa que esté completamente erradicada. Si cortas el tratamiento las bacterias que aún no estén erradicadas pueden desarrollar resistencia.

 

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