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Alergias. ¿Qué son y cómo combatirlas?

Alergias. ¿Qué son y cómo combatirlas?

Suben las temperaturas, las plantas comienzan florecer y en seguida comenzamos a sentir esa sensación incomoda… Ha llegado la temporada de alergias!!

Se calcula que aproximadamente un 30% de la población española sufre de algún tipo de alergia y una gran parte de estas personas pasan la primavera con incomodidad, en el mejor de los casos, por ello nos ha parecido un tema importante a tratar.

Llegando esta época son muchas las personas que se acercan por la farmacia contándonos sintomatología clásica de la alergia, pero muchas de ellas lo confunden con resfriados y otras enfermedades, así que vamos a aportar algo de luz sobre el tema.

¿Qué es la alergia?

Por definición, una alergia es una hipersensibilidad del organismo hacia alguna sustancia o partícula. Una gran parte de ellas son producidas por sustancias vegetales y sobre todo polen, pero no son las únicas.

La primavera, lógicamente,  es la época donde más se manifiestan pero hay que recordar que  las alergias existen durante todo el año variando  en función de las temperaturas, las lluvias y otros factores que  aumentan y disminuyen las cantidades de estas sustancias que producen hipersensibilidad.

Factores que influyen en las alergias

Son muchos los factores que influyen en las alergias pero podemos agruparlos en dos grandes conjuntos:

  • Las circunstancias ambientales. La exposición a cambios de temperatura, humedad o viento afectan negativamente a las personas alérgicas. En primavera también comenzamos a utilizar el aire acondicionado, que nos producen los cambios de temperatura, y como habitualmente sus filtros no cuentan con un buen mantenimiento, se forma un cúmulo de circunstancias que agravan el problema.
  • Contaminación ambiental. Sobre todo en grandes ciudades, donde el aire es menos puro, las partículas de polen se suman a los contaminantes que hay en el aire y esto hace que los síntomas puedan ser mucho más graves.
  • Contacto con el tabaco. Si ya de por si la contaminación aumenta el poder hipersensibilizante del polen, cuando le sumamos el tabaco, que es irritante, se forma un cóctel peligroso que hará que una alergia se vuelva más agresiva y molesta.
  • Productos químicos y olores fuertes. Hay personas que tienen las paredes nasales más sensibles de lo normal, por lo que los olores fuertes como vapores de pintura, insecticidas u otros similares harán que, al aumentar la sensibilidad, se agraven los problemas de alergia.

Alergia primaveral

Alérgenos más comunes:

  • Polen, el gran enemigo de los alérgicos. Ya sea de gramíneas, olivo, cupresáceas, platanero de sombra o cualquier otra,  en primavera es donde presentan su mayor esplendor.
  • Hongos en el ambiente. Las esporas producidas por los hongos tienen un gran poder irritante y son las causantes de muchos casos de asma, rinitis y conjuntivitis alérgica.
  • Ácaros del polvo. son insectos microscópicos que se alimentan de células epiteliales, pelo de animales y otras sustancias orgánicas. Estos se suelen desarrollar en lugares húmedos y cálidos, quedando adheridos sobre todo a los tapizados del sofá, cortinas, sábanas o alfombras. Su control en casa es difícil, la limpieza debe ser a fondo y habitualmente se necesitan fármacos para controlar los síntomas.
  • Células epiteliales de animales. Se suele asociar con alergia al pelo del animal, pero no es así. La alergia es a las células de piel muerta que habitualmente van en el pelo de los animales cuando se desprende. Las personas que sufren alergia a este tipo de sustancia suelen presentar síntomas muy acusados y necesitan medicación para mantener a raya la reacción, la cual se puede presentar de muchas formas como conjuntivitis, asma, inflamación de las vías respiratorias o incluso irritaciones cutáneas.
  • Alergias alimentarias: El marisco, el gluten, la leche, algunos frutos secos… estas alergias son especialmente peligrosas ya que en algunos casos como los frutos secos o el marisco pueden producir una grave  inflamación de las vías aéreas superiores o una reacción que precise de una rápida medicación específica.

¿Cómo se si tengo alergia? Diagnósticos y pruebas

Una reacción alérgica primaveral  leve suele presentar síntomas como  lagrimeo, picor en los ojos o rinitis. En estos casos, con medicación suave, se paliarán los efectos.

En el otro extremos encontramos las reacciones alérgicas más explosivas, que causan (rápidamente) dificultades respiratorias, mal funcionamiento del corazón e incluso un descenso de la presión arterial. Esto es conocido como anafilaxia y las personas que padecen este tipo de reacciones suelen estar preparadas con medicamentos específicos para una reacción rápida ante los primeros síntomas.

Incluso las alergias leves, como la del  polen, pueden ser muy molestas y condicionar la vida de quien la padece, por ello es importante un diagnóstico, para poder combatir la hipersensibilidad a la sustancia que la causa.

Una visita al médico para que recete las pruebas de alérgenos suele ser el primer paso. El alergólogo realizará las pruebas correspondientes, habitualmente tratando de reproducir la hipersensibilidad poniendo al paciente en contacto con las sustancias alérgenas más comunes hasta dar con la que produce la hipersensibilidad. Hecho esto determinará el tratamiento más oportuno en cada caso o dará las recomendaciones correspondientes.

Alergias primaverales

Las alergias primaverales más comunes, como hemos visto, son las que tienen que ver con el polen, sobre todo con las gramíneas, el platanero de sombra o el olivo.

La mayoría de los casos son suaves pero hay personas a las que les complican otras enfermedades respiratorias. Si una persona sufre asma, la hipersensibilidad al polen de ciertas plantas puede llegar a empeorar la enfermedad y necesitar un tratamiento específico.

polen-y-alergias

Combatir la alergia primaveral

Lo más recomendable es evitar en la medida de lo posible el alérgeno, que es más sencillo que tratar una reacción alérgica.

Esto puede suponer para ciertas personas el uso de mascarillas con filtros antipartículas o el renunciar a tener un animal doméstico, pero para otras con hipersensibilidades más fuertes puede llegar a suponer el tener que cambiar de empleo o de lugar de residencia.

Para los casos leves en los que no se pueda evitar el contacto suele ser suficiente con reducir la exposición y utilizar medicamentos antihistamínicos.

Medicamentos para la alergia

Los antihistamínicos son otro de los imprescindibles en el botiquín doméstico para las personas alérgicas. Estos reducen la histamina, que es la que suele causar los estornudos, la rinitis o la conjuntivitis alérgica.

A pesar de ser medicamentos comunes y que habitualmente se venden sin receta, hay que tomar precauciones en su consumo:

  • Consumo regular. Habitualmente, cuando ha habido una visita al médico previa, este recomienda que se tomen no solo en casos puntuales si no que se conviertan en una rutina diaria. Esto se hace para que el efecto sea mayor y prevenir otros problemas relacionados o efectos secundarios adversos.
  • Cuidado con la somnolencia. Algunos de estos antihistamínicos pueden producir somnolencia, por lo que su consumo debería estar coordinado con los periodos de sueño de la persona alérgica. Aunque el efecto de somnolencia es cada vez menor en los nuevos antihistamínicos, es recomendable seguir esta pauta.
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